A ella le gusta que él le diga "linda" y que opine que su cuello es un 11 en la escala de cuellos lindos.
Ella ama su voz, sus pestañas, su sonrisa y sus ironías;
a él sus comentarios le parecen tan pero tan cursis, que logran empalagarlo al minuto dos.
No hay temas prohibidos en sus conversaciones, alguna vez rozaron las ocho horas y siempre estan acompañadas de "un ratito más porfis".
Él le manda encomiendas para sus cumpleaños y ella se encarga de abrirlas con una sonrisa pocas veces vista.
Ninguna etiqueta les queda bien, pero en 6 años de "no relación" supieron sortear odios y rencores.
Ella espera ese ruido con sabor a beso en cada despedida por teléfono;
no coinciden en películas ni en música, pero sí en que la vida con una mochila es mucho más liviana...
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