miércoles, 8 de septiembre de 2010

necesitando(te)

El amor nos hace débiles, nos enfrenta con lo que no tenemos resuelto y nos inunda de incertidumbre-pero ya no quiero tolerarla más.-
Necesito que me hagas bien y que tengamos un lugar donde todo este dicho,
donde no haga falta conocernos una y otra vez, donde sepamos que las relaciones humanas son difíciles-pero no imposibles-
Necesito que me quieras tal cual soy, ni más alta ni más simpática, que veas algo lindo en mis miserias, y eso sí, que no aguantes las ganas de verme.
Necesito que encuentres el equilibrio justo entre tus cosas y las mías, entre tus tiempos y los nuestros, que estés disponible, no físicamente sino disponible al fin-vos me entendés-. Donde la exigencia sea igual a cero, donde no me escondas-

ni te escondas
de lo que sentís.

2 comentarios:

  1. La historia siempre ha sido circular. Termina donde empieza.
    Cada frase me trae retazos de mí mismo.
    Hay veces que he notado a la gran pasión que me consume
    como un problema gigantezco. Me costó encontrar personas entre la gente que sientan las cosas como a vos te parece que son. O por lo menos algunas cosas.
    Una donna anda por aquí cerca pero se aleja.
    Y cuando creo que estará lejísimo se acerca de nuevo.
    Pero no voy a dejar que me apasione.
    Le gusta ir por ahí y dejarse chamuscar.
    Me freno las ganas de espetarle: "Si salís chamuscada es porque siempre prendés el fuego con nafta" Pero me cuesta tratar mal a las personas.
    Y también me cuesta "explotar"
    Ella no leyó "el arte de amar" ni "el miedo a la libertad".
    Yo ni se los mencionaría. ¿para qué? soy yo el filósofo-psicoloco-jazzerítico que prefiere
    un ida y vuelta ameno, fraterno y lo más cordial posible.
    Cómo me gustan esas palabras. Esas y todas las demás.
    Soy un astuto seductor de manos grandes y dedos pícaros y voz de locutor.
    Si te escribo es porque me voló lo que miraba, estar tan cerca de los mismos deseos con evidentemente distintísimas personas.
    Yo soy grande, tengo 35, y mido mucho también...pero no sezgo en dar de mi amor como me gusta. No claudicar. No. Nunca.
    Permancer atento a las esquinas, a la mirada furtiva en el subte, a sonreír en el semáforo, levemente, y en el colectivo, parecer contento porque estarlo, hacer locuras, desprender la costra de la carcaza que sirve de armadura contra el vuelo del amor, de cualquier persona que quiera darme un beso, un abrazo.
    Eso, eso es.
    Mientras no ocurre (esto es cada vez menos seguido)
    permanecer en el sosiego.
    No morirá la flor de la palabra
    y nadie saldrá ileso al talar un limonero.
    Me gustaron tus palabras
    No voy a ser yo.
    (todas. ¿hace falta decirlo?)

    ResponderEliminar
  2. Nico, gracias por tus palabras! me sentí muy identificada... y éxitos con esa donna!
    saludos!

    ResponderEliminar