Llega la noche y no quiero que venga. Antes me gustaba el silencio y la tranquilidad. Ahora cada vez que se hace la hora de meterme en la cama maldigo esos minutos antes de dormirme. Son de absoluta soledad, yo y mi alma, aunque siempre acompañada de reflexiones, parecidas al balance de fin de año.
Me invento acompañantes, la luz y la radio, que más tarde serán apagadas por padre, con su típico beso sonámbulo, me cubre con la manta y me siento otra vez esa niña de ocho años que hacia su ritual para dormirse. Él se acostaba en el piso entre la cama de mi hermana y la mía, y nos contaba historias sobre príncipes y princesas, para que la realidad tenga un poco más de color, entre tanto gris.
Llueve y todo parece que cobra mas intensidad, tengo ganas de que me abracen y que me digan que todo va a salir bien. No quiero tener más miedo, quiero arriesgarme, abrirme, pero
que esta vez salga bien.
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vamo arriba!!!!
ResponderEliminartomate tu tiempo
para elegir bien
y dale pa delante.
Nadie nos prometió un jardín de rosas
hablamos del peligro de estar vivo.