domingo, 18 de julio de 2010

dos extraños

Nos llevamos un poco de cada esencia
los dos sabíamos que estaban todas las condiciones dadas
y si pudiéramos elegir, sé que nos eligiríamos.
Pero faltaba ese nosequé, algo que no se puede explicar
esa sensación en la panza, esos latidos rápidos
esa ansiedad de que sean las nueve
o ese estado en donde no te importa nada de nada y
lo único que querés es que el día no se termine.
Ya desde el principio se nos presentaron dilemas,
es que yo era una vieja conocida
la ética y el buen compañerismo nos daban negativo,
pero igual nos arriesgamos a sentir.
Ese sentir nunca llegó- y casi no nos dimos cuenta-
creo que los dos queríamos vivir nuevamente lo que nos pasó en algún momento
y nos creimos personajes que en realidad no éramos.
No puedo dejar de sentirme responsable por ser siempre la que muestra las cartas primero, la que hace replantearte las cosas, analizarlas y descubrir todas las razones de tus actos.

La que mueve el primer dominó.
Hubiera preferido la debacle involuntaria, la no compañía gradual,
y no esta despedida pre fabricada.
Cierro los ojos para no ver pasar tu auto y me imagino que vos cerraste los tuyos cuando me fui sola bajo la lluvia, para no ver como los cuerpos se iban alejando.
Lo bueno es que cuando alguien se aleja, alguien se puede acercar.

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