domingo, 11 de julio de 2010

cuentos borgeanos

Estando en la biblioteca veo un señor canoso de espaldas a varios metros. Fantaseo con la idea de que sea Borges, no sé qué le diría pero por alguna razón sé que me transmitiría la paz que hoy me falta. Creo que le pediría que me diera su apellido, como hizo con Graciela-Borges claro-, con la única condición de llevarlo con honor.
Me lo imagino deambulando por los pasillos, perdido entre libros y pensando en las paradojas de la vida: justo cuando fue director- podía leer todos los libros que quisiera- ya estaba casi ciego. Son las ironias de la vida, mensajes casi ocultos donde nos susurra que la incompletud y el sufrimiento son parte.
Vuelvo a pensar en ese hombre canoso, que a pesar de los años no se cansa de leer y aprender. Pienso en las ganas que tiene de superarse, para vengarse de los otros y de sí mismo, pero no con la idea de tomar revancha, sino con la idea de trascender.

1 comentario:

  1. te dije que en la biblioteca te ibas a enamorar

    dale que cuando seamos grandes somos asi?

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