viernes, 3 de febrero de 2012
Jorge Luis Borges
Ni la intimidad de tu frente clara como una fiestani la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamientoserán favor tan persuasivo de ideascomo el mirar tu sueño implicadoen la vigilia de mis ávidos brazos.Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,quieta y resplandeciente como una dicha en la selección del recuerdo,me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,Arrojado a la quietuddivisaré esa playa última de tu sery te veré por vez primera quizás como Dios ha de verte,desbaratada la ficción del Tiempo
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