lunes, 14 de junio de 2010

"como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio"
Julio Cortázar

Todavía me pregunto por qué el amor no se puede elegir, por qué nos toca y nada más.
No tenemos ni voz ni voto, no participamos ni entendemos esa elección casi autoritaria
y es tan fácil darse cuenta, tan difícil poder disimular, e incluso ir contra la corriente.
Es ahí cuando se nos presenta una encrucijada, tratamos de que los parámetros de elección sean los adecuados, y nos preguntamos en qué nos podemos basar. Si en lo que nos hace bien, en lo que nos conviene, en lo que nos va a terminar haciendo felices

-aunque no sepamos cuándo-.


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